Relax, confianzas y diferencias considerales en Split convirtieron el estreno español en el Mundial de balonmano en un contraste entre las prestaciones de un equipo de profesionales (España) y otro de "amateurs" (Kuwait).
La primera hora de juego oficial de España en la era Valero Rivera fue un trámite difícil de digerir, pero sencillo de tragar. La victoria amplia (47-17-) de España habla por sí sola.
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